Independence Day
Today is Independence Day in the United States. For over two hundred years on this day, we have celebrated the signing of the Declaration of Independence. We fly the flag, put up red, white, and blue decorations, march in parades, and enjoy picnics. Throughout all of our celebrations, we are reminded of the gift of our freedom as a nation. Indeed, we are blessed in the United States with exceptional liberty, for which we ought to thank the Lord.
Of course, it's a freedom that we Christians can easily take for granted. When we're used to praying to God at any time, in any place, with any words, we can forget the stunning nature of our access to God.
In the letter to the Ephesians, St. Paul invites us to celebrate another kind of freedom, more amazing than the freedoms guaranteed by the Declaration of Independence and the U.S. Constitution. Ep 3:12 reads as follows "In Christ and through faith in him we may approach God with freedom and confidence."
Think about it. The God who created the universe, the King of kings and Lord of lords, the God of all wisdom and justice, this God invites us to speak our mind, to share our fears and our dreams. We can express to God our joys and our sorrows, our assurances and our doubts without holding back. In Christ, we have the freedom to tell God anything we want. The more we reflect on this, the more we will come to realize just how amazing true freedom is, something no earthly principality can ever give.
So, if you are like me, by all means take time today to thank God for the freedom we have in this country. But, whether you live in the U.S. or not, I encourage you to step back and consider the freedom Christ has given us. Let us thank God together, for the free gift of freedom, He has given to all of humanity.
Pax et bonum. Fr. Trinidad Cuevas
Día de la Independencia
Hoy es el Día de la Independencia en los Estados Unidos. Durante más de doscientos años en este día, hemos celebrado la firma de la Declaración de Independencia. Sacamos la bandera, colocamos adornos rojos, blancos y azules, marchamos en desfiles y disfrutamos de picnics. A lo largo de todas nuestras celebraciones, se nos recuerda el regalo de nuestra libertad como nación. De hecho, somos bendecidos en los Estados Unidos con una libertad excepcional, por la cual debemos agradecer al Señor.
Sin embargo, para muchos cristianos, es una libertad que podemos fácilmente tomar como añadidura sin merecerlo. Cuando estamos acostumbrados a orar a Dios en cualquier momento, en cualquier lugar, con cualquier palabra, podemos olvidar el tremendo regalo que es la libertad.
En la carta a los Efesios, San Pablo nos invita a celebrar otro tipo de libertad, más asombrosa que las libertades garantizadas por la Declaración de Independencia y la Constitución de los Estados Unidos. Efesios 3:12 dice lo siguiente: "En Cristo y mediante la fe en él podemos acercarnos a Dios con libertad y confianza".
Piénsalo. El Dios que creó el universo, el Rey de reyes y Señor de señores, el Dios de toda sabiduría y justicia, este Dios nos invita a decir lo que pensamos, a compartir nuestros miedos y nuestros sueños. Podemos expresar a Dios nuestras alegrías y nuestros dolores, nuestras seguridades y nuestras dudas sin reprimirnos. En Cristo, tenemos la libertad de decirle a Dios todo lo que queramos. Cuanto más reflexionemos sobre esto, más nos daremos cuenta de cuán asombrosa es la verdadera libertad, algo que ningún principado terrenal puede dar jamás.
Entonces, si eres como yo, tómate un tiempo hoy para agradecer a Dios por la libertad que tenemos en este país. Pero, ya sea que vivas en los EE. UU. te animo a que pienses y considera la libertad que Cristo nos ha dado. Demos gracias a Dios juntos, por el regalo gratuito de la libertad que Él ha dado a toda la humanidad.
Pax et bonum.
P. Trinidad Cuevas